Soy abogado
de profesión y cinéfilo de corazón. Mi
campo es el mismo que hiciese de San Mateo un pecaminoso convertido y futuro apóstol,
para lo cual expío mis culpas al pensar en impuestos, llenando cada uno de mis
sentidos con este séptimo arte que desde tan temprana edad me atrapó.
Siempre con
el cine como referente, combino este arte cómodo y seguro de criticar con el
arte algo más arriesgado de escribir novelas y algunas vagas incursiones en la
poesía, que hasta hace unos cuantos años, usaba como último recurso no siendo
suficientes otras armas de seducción en los procesos de conquista.
Padre de
una tormenta encarnada en la anatomía de un ángel, quien de a pocos se contamina
de forma agradable con esta adicción por las salas oscuras y los proyectores de
sueños, siendo desde su nacimiento motivo y razón suficiente para seguir
convencido de que por mis venas aún brotan gotas de arte que fluían con
intensidad en épocas inocentes.
Esposo de
una cinéfila en formación, cómplice constante de pequeños desvaríos que me alejan
de una realidad que gracias a la modernidad y el acceso a nuevas herramientas,
me brindó este espacio para compartir con ustedes lo que más amo en el mundo:
el cine.
Sean todos
bienvenidos a este microuniverso, del cual pueden ser residentes contactándome
a través de twitter en @albaretor o a mi e-mail: alivremelu@gmail.com
De nuevo,
bienvenidos a Sala 7. Una función para
toda la vida.
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