lunes, 21 de diciembre de 2015

STAR WARS: EL DESPERTAR DE LA FUERZA

Star Wars: El despertar de la Fuerza (Star Wars: The Force Awakens).  2015.  Director: J.J. Abrams.  Reparto: Daisy Ridley (Rey); John Boyega (Finn) y Adam Driver (Kylo Ren).



Finalmente llegó a la gran pantalla la tan esperada secuela de una saga que marcado varias generaciones desde su estreno por allá en 1977, y que con el paso del tiempo, se ha convertido en un referente de la cultura pop alrededor del mundo.  Star Wars es una firma en sí misma, de la grandiosidad del séptimo arte, cargada de cientos de menciones expresas y tácitas en una diversidad infinita de publicaciones, calando desde las caricaturas hasta en los discursos de altos dignatarios, son muy pocos los que han quedado aislados de la magia creada por George Lucas, quien a pesar de la adversidad en su época, pudo llevar adelante esta empresa, que en estos tiempos, va acompañada de varios ceros en su cuentas.

Los miles de fans, acumulados por varios años, y manteniendo la fe, a pesar del golpe emocional ocasionado con la pobre precuela, que muy seguramente pasará al olvido, dejando la saga a partir del cuarto episodio, fueron llenando sus ansias con los diferentes anuncios que fueron llegando, iniciando con aquél que hiciera la compañía del ratón, cuando adquirió la franquicia, decidiendo producir tres películas a cargo de un director que ha ido dejando huella en el cine de ficción, así como en la televisión, y que, valga decirlo, sirve como prenda de seguridad para respetar la esencia de la obra original, hasta los avances que fueron llenando las redes sociales, recurriendo a la estrategia de la nostalgia, para atraer a espectadores de todas las edades, desde los que vieron la saga original, hasta los que escucharon en relatos de sus padres las aventuras de Luke Skywalker, Han Solo y la Princesa Leia.


Dando resultados acertados con los vaticinios que se hacían sobre su impacto en el recaudo en las salas alrededor del mundo, Star Wars: El despertar de La Fuerza, ha venido catapultándose como una empresa multimillonaria, soportada no sólo por las abultadas cifras de la venta de entradas en los cines de todo el mundo, sino por una estrategia de mercadeo bastante agresiva, donde cada espacio del mundo, se encontraba abordado por imágenes de las películas, referencias de sus personajes, o la misma expresión de "La Fuerza" y "El Lado Oscuro", que surgen como una acepción más snob de lo que normalmente se entendería como el bien y el mal, en cuanto a referencias morales y axiológicas.


Inicialmente, cabe decir que la Fuerza despertó, tiene con qué seguir ocupando ese trono tan seriamente amenazado por otras obras del género de ficción, pero que a la vista de consumidores masivos del séptimo arte, no termina de saciar su paladar, más allá de realizar observaciones técnicas en materia de cinematografía, literatura y el propio arte, pues todo indica que Star Wars, tal como otras amplias secuelas como James Bond, son obras hechas al alcance de los fanáticos, que ubican fácilmente un lugar en el gusto de las multitudes, que cada vez más son propensas a la masificación y a la ausencia de manifestaciones individuales, generadas por la moda y un marcado interés de los medios por obstruir la creatividad, ya claramente obsoleta en varias personas.




Para esta sinopsis, fue de gran ayuda hacer un breve recuerdo de la saga original (Episodio IV, V y VI), en especial del cuarto episodio, porque al contemplarlas una después de la otra, el inicio del nuevo episodio, es casi calcado del inicio del cuarto episodio, donde los rebeldes, en busca de derrocar al Imperio, tienen una información de vital importancia para este fin y que, a causa de un inminente encuentro con las fuerzas del orden fascista del Imperio, deben encomendar a un androide para que proteja esa información y la entregue a la persona indicada, solo que en la nueva entrega, ya no estamos en presencia del inolvidable R2D2 (Arturito para gran parte del público hispano parlante), sino que ahora, el encargado de la gran misión es BB8, el cual recuerda a uno de los balones de fútbol usados en los últimos campeonatos, y que ahora debe recorrer un desértico paisaje hasta cumplir su misión.

Un antihéroe, buscando reivindicar su lugar en el mundo, en un momento de arrepentimiento, busca desertar del ejército de los Storm Troopers, fieles al Imperio, con el fin de huir y encontrar su libertad, para lo cual, encuentra en el más reciente prisionero rebelde, su ruta de escape, encontrándose nada más y nada menos que con el mejor piloto de los rebeldes, quien lo ayuda con su plan, para finalmente, resultar, por azar del destino, en una misión ajena, pero que llevado por un posterior encanto, toma como suya, sumándose así a las filas enemigas de su causa principal, sin sospechar aún todo lo que esa decisión conllevaría.


Una joven mujer, solitaria, aislada del mundo, dedicada a recoger chatarra caída del espacio, sobreviviendo de intercambiar su mercancía por raciones de comida, se encuentra de repente con BB8, a quien por aquél espíritu benevolente que identifica a los héroes, decide salvar de las garras de otro mercader de chatarra, quien busca venderlo ante el único expendedor de raciones de comida, quien ya tiene conocimiento que ese androide, porta consigo información sumamente valiosa que podría afectar los intereses del Imperio, ya que la información que lleva BB8, es el mapa que da con el paradero de Luke Skywalker, el último guerrero Jedi, y el único que puede acabnar de una vez por todas con La Primera Orden, que lleva en este episodio el estandarte del mal.


Finalmente, un nuevo líder, cargado de una enorme ira (elemento esencial para pasar al lado oscuro de La Fuerza), portando un uniforme oscuro y una máscara que distorsiona su voz, haciéndola más autoritaria y misteriosa, discípulo del Supremo Líder Snoke, usa el poder de La Primera Orden, para encontrar esa información privilegiada que porta BB8, no sólo para preservar sus intereses, sino para liquidar un asunto personal, además de ostentar aquellas habilidades sobrenaturales, propias de aquellos que llevan La Fuerza dentro de sí, y cuyo surgimiento también es bastante sombrío.




Sin más que adelantar, se puede ver que el relato de esta nueva entrega, es como leer la sinopsis del cuarto episodio, el mismo que convirtió en leyenda a sus personajes e impuso a Star Wars como una marca imborrable en la historia del séptimo arte, y que por lo mismo, para los fanáticos, puede resultar bien recibida, saca del imaginario el mal sabor que dejaron las tres películas de la precuela, y vuelven a posicionar a esta historia en el mítico lugar donde siempre ha debido estar.  Pero, en materia cinematográfica, donde los recursos tecnológicos y los elementos fantásticos han empezado a relucir dentro de excelentes producciones, siento que "El Despertar de la Fuerza", queda debiendo en varios aspectos de aquellos que esperábamos con ansias ver la vida de Luke, Han, la princesa Leia, Chewbacca y demás, 30 años después (tiempo en el que transcurre el episodio VII).

No hay que demeritar el gran trabajo cinematográfico realizado por J.J. Abrams, quien retomó la buena fórmula de George Lucas de grabar su película en exteriores, haciendo uso de elementos propios del teatro, reduciendo el uso del material computarizado y del fondo verde, elementos que fueron letales en las tres películas de la precuela, donde se podía observa a diestra y siniestra, el abuso de los mismos, llegando al hastío del público, que vio el triste intento de hacer de una pésima historia, algo valioso a punta de efectos especiales.


Se retoma el factor familiar que ha sido el eje fundamental de Star Wars, donde los orígenes de los personajes juegan uno de los roles esenciales en el desarrollo de la historia, haciéndolos de por sí más misteriosos y cercanos a un público que los siente propios, al intentar mediante su propio raciocinio, encontrar respuesta a aquellas preguntas que los mantienen inquietos y que se consolidan como su propia búsqueda de identidad, siendo ésto más importante que la propia victoria ante la inminente amenaza del lado oscuro por hacerse al poder del Universo.


Apunta a una fórmula infalible, y es la de poner en escena a los míticos personajes iniciales, y es así como nuevamente nos topamos con la Princesa Leia, quien a estas alturas ha decidido tener un rol más enérgico en cuanto a la causa rebelde, convirtiéndose en general del ejército que enfrenta esta batalla contra La Primera Orden.  Vuelve un envejecido Han Solo, junto a su inseparable mascota "Chewie" y la legendaria nave "Millenium Falcon", que sirve de transporte accidental para Rey y Finn, los protagonistas del nuevo episodio.  En fin, espacios conocidos, el sitio de confort donde se sabe que nada puede salir mal, y tal cual, nada sale mal, lo único es que este arte goza mucho de aquellos directores que abandonan esa zona de confort y toman riesgos para llevar a los espectadores, productos que se alojen en esa caja fuerte que es su memoria cinematográfica.


Es justo esa falta de asumir riesgos, lo que genera ciertas dudas de hasta dónde pudo llegar un gran director, como lo es J.J. Abrams, si hubiera tenido la libertad creativa de la que tanto se habló cuando Disney adquirió los derechos de Star Wars, hecho que de por sí, ya es una limitante al momento de ser creativo, pues es claro, tal como se ha visto en la saga de películas de las historietas de Marvel, donde si bien impactan, no arriesgan mucho y solo se encargan de dar justo en ese blanco donde los consumidores masivos, pueden estar satisfechos, sin exigir mucho.




Así que, si usted es fanático de la saga, va quedar muy bien recompensado, porque esta versión es completamente fiel a la original, de hecho, es casi una copia de la original, pero si busca un giro imprevisto, dramático y de gran carácter en la historia, creo que se quedará esperando, porque la película de por sí no da lugar a sobresaltos, y quizás, es justo eso lo que buscaban los productores, teniendo en cuenta que esta es la primera de la nueva trilogía que se viene en camino, y existe el miedo latente de fracasar, miedo que se hizo realidad con los episodios I, II y III, que tal como se ha venido diciendo, son más material de olvido, que parte de la fascinación de quienes han hecho de Star Wars, hasta su propia religión.

"Chewie, estamos en casa"

Calificación: 7/10


Recuerden, cualquier comentario, sugerencia o simple anotación, la pueden hacer al correo sala7blogdecine@gmail.com





martes, 1 de diciembre de 2015

ORGULLO Y ESPERANZA (PRIDE)

Orgullo y Esperanza (Pride).  2014.  Director: Matthew Warchus.  Reparto: Bill Nighy (Cliff); Imelda Stauton (Hefina) y Ben Schnetzer (Mark).


Justo cuando en Colombia se desarrolla uno de los debates más espinosos de los últimos años, en busca de los derechos equitativos de las minorías sexuales, es necesario hacer un recorrido por la historia, viendo con detenimiento la lucha librada por pequeñas comunidades, que gracias a su ímpetu y perseverancia, han ganado batallas inimaginables, tan grandes como la que poco a poco, no es que vaya dejando claros vencedores, porque al reconocer a las comunidades LGBTI, su derecho a legalizar sus uniones, a adoptar, a casarse, en sí, a formar una familia, no es un simple reconocimiento, es una deuda histórica que las mayorías tienen con seres humanos vilipendiados, agredidos, disminuidos en su ser, y que solo hasta ahora, empiezan a ser reconocidos como miembros iguales a todos los demás que componen a la población.

Uno de aquellos documentos históricos en el reconocimiento de los derechos y libertades de las minorías, es el que nos trae Pride, conocida en el país como Orgullo y Esperanza, una película basada en hechos reales, que muestran un suceso ampliamente llevado al séptimo arte, que marcó la historia del Reino Unido, la huelga de los mineros, que durante un lapso prolongado, puso en jaque al gobierno de Margaret Thatcher, y mostró al mundo, una de las caras más tristes de una próspera nación, sumida entonces en la pobreza de un sector de los ciudadanos, quienes veían cómo sus justas exigencias y su justa lucha, eran disminuidas y vilipendiadas, curiosamente, tal como ha sucedido a lo largo del tiempo con las minorías compuestas por personas gais, lesbianas, transexuales y demás.

Pride recurre a una de las fórmulas más exitosas de la comedia británica de los últimos tiempos, que es la de mostrar historias humanas a través de problemáticas de universal reconocimiento, además de llegar a las salas de nuestro país en un momento tan acertado, y que no deja de lado la discusión que se centra en estar a favor o en contra de una decisión trascendental para darle sentido real a palabras que yacen en la Constitución, pero que por mucho tiempo, sonaban a lírica perdida en los oídos de unos pocos.



La historia empieza como muchas otras historias venidas desde la Gran Bretaña, centradas en los tempranos ochentas, enarboladas por la prolongada huelga de los mineros alrededor del país, donde las noticias bombardeaban las retinas de todos los ciudadanos, donde a pesar de una mayoría indiferente, surge un inusitado interés de una comunidad diametralmente opuesta a los manifestantes, contraria a los mineros toscos, rudos y agresivos, que pese a sus diferencias, quieren apoyar la huelga.  Estamos hablando de la comunidad gay de Londres.

Mark (Schnetzer), un joven homosexual, líder de un grupo de gais y lesbianas, con un sentido social y de inconformismo bastante grande, en medio de la marcha por el orgullo gay, decide que está cansado de lo mismo, y busca por todos los rincones, una forma de ampliar su lucha social y hacer de la comunidad gay, un actor importante y de reconocimiento en la sociedad, mediante el apoyo a alguna causa, que para su gusto, debe estar casi perdida y tener tintes de imposible, tal como lucía la lucha minera.

Pese a su altruista objetivo, su apoyo es rechazado en varias ocasiones al mencionar el nombre del grupo que representa “Lesbianas y gais en apoyo a los mineros” (lesbians and gays support the miners), pero su insistencia lo llevará a toparse con un afortunado incidente que le permitirá finalmente brindar directamente el apoyo que tanto quiere dar a un grupo de mineros que tras una larga huelga, ven escasear sus recursos y así sus esfuerzos por un logro justo.


El grupo de mineros que acepta la ayuda del grupo de homosexuales, está localizado en un pequeño pueblo de Gales, rodeado por montañas y atrapado en el tiempo, donde generación tras generación, han dependido de las minas para subsistir, amparando su conocimiento en sus creencias religiosas y en su ortodoxia, propia de regiones apartadas y casi olvidadas por la civilización, liderada por un cuerpo colegiado, donde participan las personas más influyentes del pueblo, entre ellas Hefina (Stauton), una mujer de armas tomar, encargada de darle la fuerza suficiente tanto a hombres como a mujeres, siendo el bastión para no dar el brazo a torcer en la lucha; y Cliff (Nighy), un hombre solitario, amante de la poesía y memoria viva del pequeño pueblo.


Una vez se da el tan esperado encuentro de tan opuestos grupos, empieza a girar el eje dramático de la historia, recogiendo tanto los prejuicios tan enquistados en una sociedad ultra conservadora, como la resistencia a un odio sistemático, que causa una amplia prevención entre los gais y las lesbianas, que ven en los pobladores un hueso muy difícil de roer, pero que poco a poco les dará unas grandes sorpresas, encontrando comportamientos que ni siquiera en la civilizada sociedad citadina, son capaces de encontrar.

Sus costumbres, sus apariencias y sus creencias, se van sumando en busca de un bien común, teniendo en cuenta que tienen un enemigo común y que solo mediante la unión de sus esfuerzos, pueden llegar a vencer, no sin antes vencer sus propios demonios, que dan a esta película un tinte particular, donde curiosamente, a pesar de su gran elenco, no cuenta con protagonistas de primera mano, dando ese pedestal a comunidades enteras, que gracias a un guion muy bien manejado, los hace estelares rutilantes, haciendo resaltar de las individualidades, defectos y cualidades que le dan aún más brillo a esta muy buena película.

Con momentos altamente emotivos y que dan lugar a formar identidades y reconocimientos con la historia, se va desarrollando un drama íntimo, que a lo largo se denota como un simil, donde las luchas terminan siendo iguales, donde la búsqueda de antagonistas se resume, no en lo que la proyección se muestra, sino a lo que en la propia vida se vive, dando como resultado una grata experiencia y un enorme motivación, que como en los casos de estas comedias británicas, conllevan esperanza en su epílogo.


Como lo he mencionado en lo que lleva de vida este blog, el mejor resultado que puede dejar una película en un espectador es hacerlo pensar, pero hay películas que van un escalón más allá y además de hacer pensar al espectador, lo hacen sentir, lo hacen miembro activo de la trama, convirtiéndose en un personaje más, con un guion propio y un reconocimiento propio, encontrando un lugar especial en la memoria de quien las ve, un lugar que es tan amplio que además de ocupar la mente, logra ocupar el corazón, y ese lugar es el que ocupa Pride.

Su enfoque en ser un historia real recreada por la ficción, no le quita ni los tintes anecdóticos ni los dramáticos, porque hay que dejar en claro que, hay situaciones que por mucho superan la ficción, y qué más que una historia, donde dos sectores antagonistas, terminan tan unidos que hacen de las luchas ajenas, la suya propia, además, teniendo en cuenta, una puesta en escena grandiosa, que le da la relevancia suficiente a cada uno de los roles que la componen, encontrando en sí misma la gran consigna que propenden las dos luchas: justicia e igualdad.

Me di la oportunidad de ver la proyección de esta película en la última función del teatro al que asistí, viendo, como ya suele ser costumbre, que el buen cine no goza de la recepción de los consumidores del séptimo arte, el cual, tal como se ha visto en diferentes indicadores económicos, se ha convertido en Colombia en un mercado bastante lucrativo, rompiendo en el 2015 con récords de asistencia y mostrando una curva creciente en cuanto a la asistencia de espectadores a las salas, dentro de los próximos años, pero que aún sigue relegando los buenos productos a un público especializado, que con calendario en mano, debe planear con tiempo la asistencia a los teatros, antes que las películas sean removidas de las salas.


“…Cuando estás en una batalla contra un enemigo mucho más grande que tú, y descubrir que tienes un amigo que nunca pensaste que existiera, bueno, ese es el mejor sentimiento que hay en el mundo.  Muchas gracias.”

 Calificación: 8.5/10

Nota: Gracias a sus visitas y gracias a su apoyo, Sala 7 quiere ampliarse.  Quiere estar cada vez más cerca de los espectadores que como yo, han encontrado un espacio propio para hablar y degustar lo que más amamos.  Así que, en las próximas ediciones, estaré dándoles muy buenas sorpresas, porque esta Sala está abierta y tiene espacio para todos.

Estaré atento a sus comentarios, solicitudes, recomendaciones y demás en sala7blogdecine@gmail.com

Mil gracias.