lunes, 18 de febrero de 2013

DJANGO SIN CADENAS

Django sin cadenas (Django Unchained).  2012.  Director:  Quentin Tarantino.  Reparto: Jamie Foxx (Django); Chirtoph Waltz (Dr. King Schultz) y Leonardo Di Caprio (Calvin Candie).


En estos días, he venido sufriendo lo que se podría denominar, "un déficit de testosterona", debido a que, de regalo de navidad, recibí la noticia que voy a ser papá, motivo por el cual, mi masculinidad se ha reducido a una ternura indescriptible y sumamente extraña en mi personalidad, razón por la cual, este fin de semana decidí aplicarme una dósis extrema de hombría, en dos aplicaciones de sumo poder.

Mi primera inyección vino de las manos del agente John McLane (Bruce Willis), quien acompañado en esta ocasión por su hijo, hace de las suyas en Rusia, trayendo a la actualidad un conflicto de antaño como lo fue la guerra fría entre Estados Unidos y la antigua Unión Soviética.  Dando alcance a todos los recursos del cine de acción, el viejo agente McLane, hace honor al título de esta saga, así como su hijo, pues por más golpes, balazos y caídas de alturas inimaginables, es absolutamente Duro de Matar, pues nada hace mella en su humanidad, salvo la típica cortada sobre su ceja, que lo ha acompañado en las 5 entregas de esta saga.

Admito que en esta ocasión me dejé llevar por la nostalgia y una pequeña debilidad que tengo por esta saga, de la cual he sido asiduo seguidor desde la primera entrega, aunque en esta reseña, no hablaré de esta película, pues con el primer párrafo se recoge todo lo que hay que decir, sólo vale agregar, que es una película mala, apta para fanáticos de John McLane y ya.

Hoy, después de una ausencia debido a lo que inicialmente comenté, voy a hablar sobre "Django sin cadenas", la nueva película de Quentin Tarantino, que tanto ha dado qué hablar en los últimos días, no sólo por su calidad sino por ser invitada de honor en esta época de reconocimientos a lo mejor del celuloide, aunque vale decir que Quentin Tarantino, es asiduo asistente a todo tipo de premiaciones, gracias a la majestuosidad con la que lleva sus ideas a la pantalla grande.


El Dr. King Schultz, un aparente dentista, en medio de una fría y solitaria noche, se topa de frente con un par de traficantes de esclavos, quienes llevan un cargamento para ser subastado.  Son consultados por el Dr. Schultz respecto a un esclavo que posiblemente pueda ayudarle y por quien hace una oferte para hacerse a su propiedad.  Es así que da con Django, quien cuenta con la información que el Dr. necesita y que desde entonces será su más fiel compañero en su verdadero trabajo como caza recompensas.

Después de una característica lluvia de sangre y escenas que rayan con el género gore, Django y el Dr. Schultz emprenden su camino, el cual depende única y exclusivamente del paraje donde se encuentre la próxima presa de esta pareja, quienes a través de sus andanzas, van encontrando demasiadas similitudes que los hacen perfectos el uno al otro, para la labor que desempeñan.

En medio de un descanso, Django le confiesa al Dr. Schultz que la verdadera razón para seguir con vida es la de recuperar a su esposa, Broomhilda, quien después de un intento de fuga entre los dos, resultó capturada y sometida a los vejámenes propios de sus desalmados amos, quienes son aborrecidos a muerte por estos dos personajes.



Una vez que han terminado con la cacería de sus presas, deciden que es momento de iniciar con la venganza y recuperar a Brommhilda de las manos de un temido ser, Calvin Candie, dueño de una extensa propiedad en el Estado de Mississippi, reconocido por su fanatismo a las peleas de mandingos, o mejor dicho, a las luchas de esclavos, además de sus excentricidades.

Es en este punto donde la película halla su éxtasis y desenboca todas las tramas, por más absurdas que puedan considerarse, para dar con un desenlace, que aunque pueda ser esperado, no deja de sorprender, no sólo por su crudeza, sino por el ingenio propio de los planes que tejen sus personajes para conseguir su fin.

Varias cosas deja para la historia del cine "Django sin cadenas", tal como lo han hecho las últimas películas de Tarantino.  Este director, ha intentado con éxito, rescatar o reposicionar géneros cinematográficos casi olvidados o echados a perder, como lo son las películas de artes marciales, el género bélico y en esta ocasión, el "spaghetti western", género que tuvo su auge entre 1960 y 1970, que se caracterizaba por desarrollarse en escenarios sucios, llenos de peronajes carentes de toda moral y de clichés propios del viejo oeste estadounidense, tan llevado al cine a mitad del siglo pasado.


Otros objetos invaluables de esta cinta son sus personajes, tal como ocurre en toda obra de Tarantino, son excelentemente concebidos, con situaciones características que los hacen individualmente muy ricos en su estructura y en su desempeño en la historia, empezando por el Dr. Schultz, interpretado por un actor que gracias a este director, hizo su entrada triunfal a la meca del cine con "Bastardos sin Gloria", y que en esta ocasión, basándose en su característica genialidad, intelectualidad y psicorigidez germánica, Christoph Waltz, nos trae un antihéroe bastante avanzado para su época, pues lleva consigo no sólo a un caza recompensas algo diferente a lo que estamos acostumbrados a ver, sino que lleva consigo a un revolucionario para la época, un anti esclavista que vive intensamente el dolor de los esclavos que son continuamente torturados y a quienes él considera seres libres, por encima de todos los prejuicios de la época.

Otros personajes inolvidables que nos deja esta historia, son los interpretados por Leonardo Di Caprio y Samuel L. Jackson, quienes lucen sencillamente geniales en su posición de villanos, y no cualquier villano, villanos a quienes la maldad les brota por cada uno de sus poros, despertando un odio gigantesco en todos los que se cruzan con ellos.  Di Caprio como el villano amanerado, lleno de excentricidades, y con una aparente bondad que es sólo la máscara para un ser que acumula en su humanidad todos los males que alguien pudiera tener; y Jackson, como el fiel sirviente de Di Caprio, llegando a un punto de genialidad que sólo Tarantino le puede extraer, en esta ocasión interpretando a un anciano mañoso, traicionero, que odia a los de su propia extirpe y que debido a su longevidad, recurre a un cinismo característico en aquellos que han perdido toda noción de humanidad.

Con estos ingredientes, además de la riqueza de una banda sonora, como todas las bandas sonoras de Tarantino, hacen de esta película una joya del cine, que a mi parecer, supera, no por mucho, lo logrado en su anterior film "Bastardos sin gloria", donde recuriendo a la ficción histórica, hace dde la segunda guerra mundial, el espacio perfecto para llevar a cabo su versión de la guerra.

Un historia espectacularmente escrita, que a pesar de su larga duración, no deja descansar por un minuto al espectador, haciéndolo pasar de la admiración al completo asco, la cual además se presenta como un manifiesto en contra de las prácticas esclavistas, mostrando la inmensa ignorancia de una sociedad que inmersa en sus estúpidas costumbres, llevó a cabo uno de los peores episodios de la historia, teniendo como mensaje para entonces profético, como lo dice Monsieur Candie en un momento de la película, "Django es uno entre diez mil, pero aseguro que en el futuro, habrá muchos más como él, hombres brillantes".


"Billy Crash:  D-jango, you black son of a bitch!
Django
: The "D" is silent, hillbilly."

Esta cita la hice en el idioma original porque me parece que suena mejor así.

Calificación: 9/10

Nota 1: Esta película se encuentra nominada a 5 premios Óscar, entre ellos el de mejor película y el que seguro se llevará, como mejor actor de reparto para Chritoph Waltz.

Nota 2: Como un juego de memoria, en una escena se cruzan dos Djangos, el nuevo interpretado por Jamie Foxx y el de antaño, llevado al cine por Franco Nero en los auténticos "spaghetti western" de los 70.