lunes, 22 de diciembre de 2014

PRIMICIA MORTAL



Primicia Mortal (Nightcrawler).  2014.  Director: Dan Gilroy.  Reparto: Jake Gyllenhall (Lou Bloom); Rene Russo (Nina Romina) y Bill Paxton (Joe Loder).


Se muy bien que este experimento ha estado un poco descuidado de mi parte.  Se que nos estamos encontrando cada año, justo cuando la temporada magna de este arte que tanto amamos hace su llegada, llenándonos de gratas y a veces amargas sorpresas, pero sin lugar a dudas, acrecentando de forma inusitada nuestras expectativas, por ver aquella película que vimos y que tanto nos gustó, llegar a lo más alto de la cúspide cinematográfica, muy a pesar de que muchas veces, las favoritas en nuestro corazón, no lo sean para nuestras mentes cinéfilas, aunque como siempre lo he mantenido, el amor es uno sólo, y siendo por el cine o por la vida en general, no tiene distinción de géneros.

Pronto vendré con mi acostumbrado análisis de las películas nominadas (ya están listas las de los globos de oro y las del círculo de críticos), pero por ahora, quiero contarles sobre una película que como las buenas sorpresas, llegó a mis ojos sin esperarla.  Se trata de Primicia Mortal, la última película en cartelera, protagonizada por Jake Gyllenhall (Brokeback Mountain) y Rene Russo (Arma Mortal), quienes de la mano del novato en materia de dirección Dan Gilroy, nos traen una historia que en medio de su drama, resulta con un humor bastante particular, sínica, altanera, dolorosa, de aquellas cintas que clasificarían en un humor negro, donde el dolor humano y los más bajos sentimientos, se entrelazan con nuestra respuesta por el absurdo, que termina desembocándose en una indescriptible sonrisa.
 

 

Lou Bloom (Gyllenhall), un don nadie que se rebusca en medio de las turbulentas calles de Los Ángeles, una vida que muchas veces ve refundida entre el fin y los medios, se topa accidentalmente con la que de la noche a la mañana se convierte en su pasión.  Teniendo como coprotagonista a la noche a lo largo de la cinta, encuentra un accidente bastante fuerte en una autopista, el cual es atendido por la policía quienes tratan por todos los medios de rescatar a la persona herida en el siniestro.  Como si hicieran parte del paisaje, llegan los reporteros freelance, o aquellos personajes que como mercenarios, venden sus imágines ensangrentadas, llenas de morbo, al mejor postor, que en este caso los noticieros que salen al aire con el inicio de cada día.

Con esta nueva pasión, acompañada con los precarios conocimientos en materia de administración adquiridos vía internet,  Lou Bloom, hace sus primeros pinitos en este oficio, de la forma más rudimentaria, pero obteniendo resultados inesperados, de los cuales es cómplice la directora de un matutino (Russo) que se sostiene de un hilo gracias a los bajos índices de sintonía, quien ve en el material del protagonista su tabla de salvación, sin importar el precio que tenga que pagar.

Sin embargo, con el paso del tiempo y la necesidad de material que llene la vista morbosa de los espectadores en la mañana, el emprendimiento de Lou, lo llevará a cruzar todos los límites, acompañado por un personaje aún más miserable que él, quien por necesidad será cómplice de las más entramadas estrategias que usará el protagonista para seguir creciendo ese mini imperio que de la mano de su gigantesca ambición, verá en todo lo que lo rodea un medio para un fin que, en última instancia, es el fiel reflejo de la desencarnada competencia en un mercado cada vez más exigente y más inescrupuloso.

 

Al final, Primicia Mortal me dejó una serie de debates que aún no resuelvo y que me gustaría compartir con todos ustedes.  En primer lugar, surge la pregunta sobre los alcances de la noticia de última hora, de la chiva, como coloquialmente se conoce, donde la libertad de prensa roza y hasta sobre pasa la dignidad y la libertad de los demás seres humanos.  Donde el rating hace de los directores de noticias aquellos seres carroñeros que sólo subsisten de la sangre y los restos de los cadáveres de aquellos, cuyas desgracias terminan siendo comidilla de un mundo cada vez más desmoralizado, haciendo que el ejercicio del periodismo toque su más escondido fondo para satisfacer los gustos de los televidentes.

Un segundo debate que surge, hace relación con los alcances del emprendimiento, pues como se ha visto en los últimos tiempos, algunos individuos lo han tomado más allá de ser una herramienta necesaria para el desarrollo y lo han comprendido como un objeto que permite tomar todo tipo de atajos, desconocer todo tipo de normas y lo más grave, pasar por encima de quien sea para lograr los objetivos propuestos, situación que hace de los principios y la moral, un par de lecciones impartidas en las clases de catequesis en los colegios, que como tantas otras, son simples rellenos para un futuro. 

Pues bien, el simple hecho de mencionar esta situación mental que generó en mí esta cinta, es el abrebocas para indicar que estamos en presencia de una buena película, de aquellas que dejan al espectador con la mirada perdida en el horizonte preguntándose si hay malos o buenos, y más aún, respondiéndose que todos somos malos cuando la situación lo amerita.  Sin embargo, la trama va más allá de este paralelo eterno, valiéndose de aquellas dotes expresivas del protagonista, quien con su “poker face”, hace que el escozor y el hastío generado por sus decisiones y reacciones, sean enteramente digeribles y hasta humorísticas, lo cual, como dije anteriormente, nos hace entender que todos tenemos algo de villanos, eso sí, depende de las circunstancias determinar su justa medida.
 




 
“… Si quieres ganar la lotería, tienes que ganarte el dinero para comprar el tiquete”

Calificación: 8/10

Nota: Jake Gyllenhall ha sido nominado como mejor actor en una película dramática para la próxima entrega de los globos de oro.  Categoría que como unas cuantas otras, estará inusualmente disputada en esta temporada, lo cual pronto iremos comentando.