Esta película ha hecho bastante ruido en estos días, debido a que muchos quedamos impresionados y bastante emocionados con los avances que se mostraban como antesala en otras películas, las cuales mostraban escenas conmovedoras y desgarradoras de un evento que ni siquiera la magia del cine puede dimensionar. Una tragedia que superó ampliamente a la ficción y en 2004, horrorizó a toda la humanidad mostrando el impresionante poder de la naturaleza convertido en un tsunami de inimaginables proporciones.
Con esta antesala, mi esposa y yo, en una tradición de navidad y año nuevo, nos dispusimos a ver esta película, con altas expectativas y buscando emocionarnos tanto como lo hicimos con los avances, que de por sí, tuvieron la buena estrategia de invitar al espectador a presenciar un retrato de la tragedia, pero sin caer en lo que caen muchas películas que es, muestran lo mejor de la película en los avances y cuando uno va a las salas supremamente emocionado a verlas, lo único que le queda es una decepción inmensa pues todo lo que vio en los avances, es lo único bueno que tenía la película.
Vale la pena decir que soy un gran seguidor de las películas estilo documental, donde la ficción y la realidad se entrelazan, dando la oportunidad de conocer detalles de sucesos de la historia, que para muchos sólo se descubren a través de este medio, aunque en ocasiones, el afán por llevar historias encasilladas en los cánones del marketing, llevan a tergiversar la realidad o inclusive a falsearla por completo, quedando en completo ridículo.
En esta ocasión, el director español Juan Antonio Bayona, reconocido en el mundo del cine por habernos traido un nuevo clásico del cine de suspenso - terror español de la última década como lo fue El orfanato, que relataba la historia de una mujer que tenía que resolver el misterio de la pérdida de su hijo en medio de un orfanato donde ella habitó siendo niña y que albergaba un secreto que la trama va descubriendo, no sin antes provocar más de un susto. Esta vez retrata el drama real vivido por una familia española, que en la película es británica, quienes disfrutando de sus vacaciones en las costas de Tailandia, son testigos y víctimas de primera mano de una de las catástrofes naturales más terribles de la historia de la humanidad que arrasó con miles de vidas, debido a un tsunami de proporciones apocalípticas que golpeó sin piedad la zona mencionada, arrasando con todo a su paso.
María (Watts) y Henry (McGregor), junto con sus tres hijos, van de vacaciones a una zona paradisiáca de las costas de Tailandia, para disfrutar de los hermosos paisajes de un hotel de lujo que les brinda todas las comodidades y les sirve de escenario para disfrutar la llegada de la navidad, en una de las escenas más hermosas de la película, adornada con temas tradicionales de la cultura de ese país.
Tal como lo relata la historia, el 26 de diciembre, en momentos donde varios turistas y habitantes de las costas tailandesas, pasaban el guayabo de las fiestas navideñas, súbitamente, un estruendo irrumpió con su calma, un ruido que nadie entendía, empezó a ser acompañado por la escena dantesca de gigantes palmeras derribándose como torres de naipes y de pronto, una ola gigante golpea el hotel donde los protagonistas con su famialia habitaban, en una imagen tan real, que nostrots como espectadores no podíamos hacer más que observar con la boca abierta y con un sentimiento de inferioridad al ver el poder de la naturaleza en toda su expresión.
Una vez ha pasado el terror de el inmenso oleaje, aparece lo peor que estaba por venir, una zona desolada, un camposanto gigantesco, donde el olor de la muerte rondaba por doquier y la vida brillaba por su ausencia. Pero intempestivamente, obviando el dolor que la albergaba, surge María (Watts) de lo profundo, buscando desesperadamente a su familia, pensando lo peor debido a la escena que tenía ante sus ojos.
Es en este punto donde arranca la primera historia de la tragedia, cuando María se encuentra con su hijo mayor, quien da por sentado la pérdida del resto de su familia, pero que en medio de tan terrible hecho, buscan salvar sus vidas, más aún cuando con cada paso que dan en busca de ayuda, surgen las terribles heridas que en el cuerpo de la mujer ha dejado el tsunami, heridas que son mostradas con tal crudeza que más de un espectador no duda en tapar sus ojos para evitar ver tan terrible imagen.
En una segunda historia, aparece Henry junto con sus otros dos hijos, quien aún con la fe en alto, guarda la esperanza de reunir nuevamente a su familia, sacrificando todo lo que tiene, incluyendo la seguridad de sus dos pequeños hijos, quienes al ver el esfuerzo de su papá, olvidan todos sus miedos y se cubren con la valentía necesaria par ayudar a su papá en su tarea.
A pesar de las inmensas pilas de cadáveres que hay a su paso, recorre todos los lugares donde quedaron los sobrevivientes de la tragedia, buscando lo que parece una aguja en un pajar, sin desfallecer por más trágicas que fueran las noticias que por toneladas, incrementaban la tragedia que estaban viviendo y que con el paso de los días, dejaba ver su magnitud con el horror que toda la humanidad por televisión e internet, pudo ser testigo.
Este es un retrato muy bien logrado de la tragedia del tsunami de 2004, llevando a los personajes al límite del dolor y la desesperación, valiéndose de una fotografía muy bien lograda, lleva a las pantallas un hecho, que si bien logra mostrar en gran medida su dimensión, aún guarda miles de historias por contar de sobrevivencia y grandeza humana.
Es una trama dura pero esperanzadora, que si bien, tal como lo dije anteriormente, busca ser un retrato de la tragedia, no pasa de ese punto, pues al tratar de entrelazar las historias, se queda con situaciones básicas de los personajes, tomando como recurso imágenes fuertes de sangre y desgarramiento, que si bien atraen al espectador, no pueden ser usadas como único recurso para contar una historia que tiene muchos más tintes de donde agarrar.
Lo imposible, se percibe más como un documental que una película, que intenta ser las dos cosas pero termina siendo ninguna. El dolor que encarna Naomi Watts en su personaje, llena de traumatismos al espectador al pensar en el sufrimiento del personaje real, multiplicado por 100 gracias a la magia del cine, llevando a la actriz a extremos de su interpretación, haciendo de esta actuación una de las más importantes de su carrera, situación que no ocurre con McGregor, quien en su papel, se percibe más como un complemento a lo que el director quiso llevar como eje de la trama, que es la historia de María.
"...Ve y ayuda a la gente. Tú eres bueno en eso."
Calificación: 7 / 10.
Nota: Naomi Watts por su interpretación de María, está nominada al Óscar como mejor actriz protagónica.