martes, 5 de marzo de 2013

LOS MISERABLES

Los Miserables (Les Misérables).  2012.  Director: Tom Hooper.  Reparto: Hugh Jackman (Jean Valjean); Russell Crow (Javert) y Anne Hathaway (Fantine).


Ya pasó la gran gala del cine, dejando como gran ganadora a mi favorita, Argo.  Sin embargo, queda un sabor agridulce porque la Academia, en una de sus inconcebibles movidas políticas, decidió dejar por fuera a Ben Affleck dentro de la categoría de mejor director, la cual finalmente terminó llevándose Ang Lee, gracias a Life Of Pi, película que ya reseñé anteriormente, la cual era una majestuosa puesta en escena gracias a los recursos técnicos manejados, pero que no alcanzaba el dinamismo que sí impuso Argo y que, a excepción de los OScar, fue reconocida por todos los premios que se entregaron al cine en este principio de año.

Pero bueno, siguiendo con lo que más nos incumbe, y al parecer con lo que más les ha gustado, les cuento que desde hace ya varios años, tengo por costumbre ir el día de la entrega de los Oscar a ver una de las cintas que esté con amplias opciones en la carrera por la estatuilla dorada.  En esta ocasión, fui a ver Los Miserables, la versión musical de Tom Hooper, quien en años anteriores, se llevó todos los honores gracias a "El Discurso del Rey", una película semi biográfica sobre el Rey Jorge VI de Inglaterra y su lucha contra el tartamudeo que le impedía asumir su rol como máximo jerárca de la monarquía más antigua del planeta. 

Tom Hooper, amante del cine de época, nos quiso traer ahora su versión de "Los Miserables", escrita por Victor Hugo en 1862 y considerada una de las más grandes obras de la literatura universal del Siglo XIX.  Esta vez contando con un abultado presupuesto y con un reparto de luminarias de las más altas esferas hollywoodenses, concibiendo esta historia a partir del formato de musical, del cual debo decir, soy un fanático consumado, hasta el punto de haber sido un bailarín frustrado en mi adolescencia, donde dí mis pimeros pinitos en el grupo de danzas de mi colegio en conjunto con un colegio de niñas.


La historia, ya llevada en varias ocasiones al cine, en esta versión protagonizada por Hugh Jackman en el estelar de Jean Valjean, arranca con él mismo, siendo torturado a causa de una condena impuesta, supuestamente, de forma injusta, estando bajo el yugo de Javert, un policía incorruptible, quien vive por cumplir su deber, a costa de lo que sea, situación que demuestra que no sólo Jean Valjean es esclavo de la injusticia, sino que Javert es esclavo de la justicia, al no poder discernir sobre lo que es justo y no lo es, sólo por el cumplimiento irrestricto de la Ley. 

Los diálogos adornados con las melodías de las voces de los protagonistas, enmarcan el inicio de lo que sería una gran persecución.  Por un lado Jean Valjean, quien busca la redención por un pasado que si bien es oscuro, guarda algo de nobleza en su ser; por el otro Javert, quien apegado a sus principios, lleva encima la condena de ser el verdugo de una ley que no lo deja dormir y que se convierte en su propia prisión durante décadas, intentando hacer justicia.

Años después, Jean Valjean, tras un episodio de epifanía en un templo, se convierte en un reconocido hombre de política y negocios, acumulando una fama de benefactor y bondadoso, quien por azares de la vida, se cruza en el camino de Fantine, una mujer presa de la desgracia, del abuso y la crueldad humana en su máxima expresión, impresionantemente llevada a escena por una irreconocible Anne Hathaway, quien al parecer, leyó los cánones de los premios y cambió su increíble belleza, por una apariencia desaliñada, una fealdad provocada por la miserableza de la condición humana, llevada a la desgracia por lo acontecimientos, pero teniendo siempre presente, que su único objetivo es el bienestar de su hija: Cosette.


En uno de los momentos que más se recordarán de esta cinta, Fantine interpreta una canción que sonó hace poco tiempo gracias a un show de talentos británico y que gracias a Anne Hathaway, retumbará en las mentes y los corazones de los espectadores.  "I dreamed a dream", interpreta una derrumbada Fantine, olvidada por el aliento de Dios, moribunda y sin esperanzas, hace que las lágrimas broten por doquier y la lástima y la vergüenza, sean sentimientos que se encuentran al indagar las razones por las cuales un ser humano, puede llegar hasta lo más ínfimo de su propia humanidad.

La historia continúa, aunque ya con un ritmo menos interesante que al inicio de la película.  Jean Valjean, cumpliendo una promesa, se hace cargo de Cosette, tomándola como su propia hija, además de llevar a cuestas un delirio de persecusión a causa del mordaz Javert, quien por el cumplimiento de su deber, no descansará hasta que se haga justicia.

Así sigue la trama, teniendo como escenario el periodo post-revolucionario, con algunos destellos de belleza en los montajes realizados durante este episodio, pero sin ser del todo trascendentes, lo que hace que prácticamente una hora de la pleícula, luzca prácticamente innecesario, aunque debo admitir que terminé tarareando cada una de las canciones que se iban entonando.


Esta adaptación musical de la obra de Victor Hugo, pasa a ser una buena versión de esta novela del Siglo XIX, sin embargo, tal como lo mencioné anteriormente, puede resultar un poco tediosa para algunos espectadores que no están acostumbrados a los musicales o a historias cuya trama, se denota alargada y un poco sin sentido en algunos apartes.  Vale anotar que el esfuerzo por llevar a la gran pantalla esta historia, mereció para Anne Hathaway su primer Oscar, y puedo afirmar con seguridad, que fue gracias a una escena, en la que canta "I dreamed a dream", por la que se alzó con el tan anhelado premio, puesto que su aparición, no aborda más de 20 minutos de la historia, pero son veinte minutos que serán gratamente recordados por los amantes del cine.

Hay personajes que se pierden ante la majestuosidad de otros, personajes que resultan de relleno en la historia y que quizás tomaron tiempos que pudieron ser aprovechados para ahondar aún más en los miserables, en todos nosotros, que de una u otra forma, labramos nuestro propio destino y en algún momento de la vida, nos ponemos tras los barrotes de las circunstancias, que nos hacen presos de nuestros más oscuros deseos o nuestras más bajas intenciones.


"Tuve un sueño, en que mi vida era tan diferente a este infierno que estoy viviendo"

Calificación: 7.5/10

Nota: Pongan mucha atención a los acercamientos que les hacen a los protagonistas en los momentos que interpretan sus líneas más dramáticas, lo que hace ver aún más de cerca su labor histriónica.