miércoles, 15 de mayo de 2013

LOS HIJOS DE STARBUCK

Los hijos de Starbuck (Starbuck).  2011.  Director: Ken Scott.  Reparto: Patrick Huard (David Wozniack / Starbuck); Julie LeBreton (Valérie) y Antoine Bertrand (Avocat).


Después de una prolongada ausencia, vuelvo con mis impresiones sobre lo que más me gusta: el cine.

Debido a un nuevo rol que estoy preparándome para desempeñar, el de ser papá, me he alejado un poco del blog, aunque eso sí, nunca me alejaré del cine, motivo por el cual, hoy vengo con la reseña de una película canadiense, que debido a sus raíces francesas, toma como enfoque el género de comedia fresca, sin pretensiones, ese mismo que en reiteradas ocasiones nos ha hecho reir y reflexionar sobre situaciones cotidianas que por hechos inverosímiles, dan un giro inesperado, situación que hace de estas películas muy agradables a nuestro paladar, y como tal, no son fáciles de conseguir, por demás que como se puede observar en la ficha técnica, es una producción de 2011, pero que hasta estos días llegó a nuestras carteleras para darnos una alternativa al momento de ir a los teatros.

Starbuck, o "Los hijos de Starbuck", como fue bautizada en nuestro país, inicia con un personaje desaliñado, vago, sin esperanza alguna.  Uno de esos seres que sin llegar al fatalismo, sobran en la sociedad, pues sólo representan una fuga a la economía y al desarrollo, metido en líos debido a la búsqueda de dinero fácil y sin esfuerzo, cubierto apenas por el amor de su familia, que tal como los espectadores, lo ve como un parásito, quien no es cpaz de realizar el más fácil de los trabajos de la carnicería de su padre, el de llevar la carne a los clientes.


Un día como cualquier otro, halla un intruso en su apartamento, quien resulta ser el apoderado de una clínica de fertilidad, quien le comenta que en un momento de su vida, David realizó cerca de 690 donaciones de esperma y que producto de estas donaciones, fueron concebidos 533 seres humanos, quienes pasarían a ser sus hijos biológicos, y que 142 de ellos, han presentado una acción colectiva ante la clínica para que les sea revelada la identidad de su padre biológica, hecho que sin duda alguna, se convierte en el giro de la historia que no sólo produce hilaridad en el espectador, sino que genera debates jurídicos y morales al analizar la posición del protagonista y el hecho que, tal como lo dice el apoderado, por error se haya usado el esperma de este donante en repetidas ocasiones en diferentes procedimientos de fertilización, trayendo a este mundo más de 500 niños, siendo que las reiteradas donaciones de esperma se hicieran por motivaciones netamente económicas de David, nuestro protagonista.

A esta situación se suma el hecho de que la novia de David, una agente de policía llamada Valérie, por demás de una belleza indescriptible, se encuentre embarazada, lo cual le da la posibilidad a David de recomponer su vida y de hacerle entender a la futura mamá que él puede ser el papá que ese futuro bebé necesita. 

Al ver la llegada de la acción colectiva para revelar su identidad, David recurre a su mejor amigo quien resulta ser un haragán como él, salvo que por obra y gracia del destino, ostenta el título de abogado, además de ser padre de 4 niños, quienes siguiendo el cliché de este tipo de películas, muestran lo que podría ser el purgatorio de ser padre, al tener que convivir con cuatro personalidades que han hecho de sus sueños de juventud, una pesadilla en la adultez.


Dentro del documento de la acción colectiva, se encuentran las fichas con las identidades de los 142 accionantes, hijos biológicos de David, cada uno tan diferente como el otro, adolescentes adultos en su mayoría, quienes ya han labrado una vida y a quienes David, por mera curiosidad, decide conocer uno a uno, usando estrategias torpes como él mismo, dándose cuenta que si unos son exitosos, otros aún buscan el éxito, otros son un completo fracaso y otros, por azares de la vida, no tienen una vida tan vigorosa como los demás.

Es en este momento que David decide retribuir esos años de paternidad fallida e involuntaria, convirtiéndose en el ángel guardián de cada uno de ellos, tratando de otorgarles lo que un padre, o un supuesto padre, debe darle a sus hijos.  Desde la motivación para lograr las metas, hasta el abrazo y los cuidados que sólo un padre puede brindar, situación que aparte de humor, llegaq a causar cierta sensación de ternura, más por la torpeza de David, que por los actos que realiza.

 

Los hijos de Starbuck es una película supremamente digerible, gracias fresquedad con que se muestra la historia, a pesar de la complejidad de su argumento, el cual por estas mismas circunstancias, en ocasiones se observa torpe y sin llegar a un destino cierto, el cual finalmente es el que debe poner el espectador al poner en contrapeso, la moralidad de un acto como hacer cerca de 700 donaciones de esperma, juntando las implicaciones de tal acto, y el hecho de que, después de tantos años, un ser sin futuro encuentre motivos para su redención y la posibilidad de enrutar nuevamente su vida, dejando de lado las haraganerías y asumiendo las responsabilidades propias de su condición.

Valga la pena recalcar que no es la mejor película canadiense que haya visto, de hecho, no se acerca siquiera a las cinco mejores, entre las que puedo mencionar incendies, C.R.A.Z.Y y las invasiones bárbaras, pero tal como lo mencioné anteriormente, es una propuesta válida a la hora de despejar la mente de tanto Hollywood y tantas multimillonarias producciones que lastimosamente van ganando la partida en el público asistente, hecho que tal como vemos en las salas de cine, le dan menos semanas de permanencia en sala a películas que realmente pueden ser consideradas joyas del séptimo arte, aunque ésta no sea una de ellas.


"¿Quién es ese Starbuck?"

Calificación: 7/10