Primicia
Mortal (Nightcrawler). 2014. Director: Dan Gilroy. Reparto: Jake Gyllenhall (Lou Bloom); Rene
Russo (Nina Romina) y Bill Paxton (Joe Loder).
Se muy bien
que este experimento ha estado un poco descuidado de mi parte. Se que nos estamos encontrando cada año,
justo cuando la temporada magna de este arte que tanto amamos hace su llegada,
llenándonos de gratas y a veces amargas sorpresas, pero sin lugar a dudas,
acrecentando de forma inusitada nuestras expectativas, por ver aquella película
que vimos y que tanto nos gustó, llegar a lo más alto de la cúspide
cinematográfica, muy a pesar de que muchas veces, las favoritas en nuestro
corazón, no lo sean para nuestras mentes cinéfilas, aunque como siempre lo he
mantenido, el amor es uno sólo, y siendo por el cine o por la vida en general,
no tiene distinción de géneros.
Pronto
vendré con mi acostumbrado análisis de las películas nominadas (ya están listas
las de los globos de oro y las del círculo de críticos), pero por ahora, quiero
contarles sobre una película que como las buenas sorpresas, llegó a mis ojos
sin esperarla. Se trata de Primicia
Mortal, la última película en cartelera, protagonizada por Jake Gyllenhall
(Brokeback Mountain) y Rene Russo (Arma Mortal), quienes de la mano del novato
en materia de dirección Dan Gilroy, nos traen una historia que en medio de su
drama, resulta con un humor bastante particular, sínica, altanera, dolorosa, de
aquellas cintas que clasificarían en un humor negro, donde el dolor humano y
los más bajos sentimientos, se entrelazan con nuestra respuesta por el absurdo,
que termina desembocándose en una indescriptible sonrisa.
Lou Bloom (Gyllenhall),
un don nadie que se rebusca en medio de las turbulentas calles de Los Ángeles,
una vida que muchas veces ve refundida entre el fin y los medios, se topa
accidentalmente con la que de la noche a la mañana se convierte en su
pasión. Teniendo como coprotagonista a la
noche a lo largo de la cinta, encuentra un accidente bastante fuerte en una
autopista, el cual es atendido por la policía quienes tratan por todos los
medios de rescatar a la persona herida en el siniestro. Como si hicieran parte del paisaje, llegan
los reporteros freelance, o aquellos personajes que como mercenarios, venden
sus imágines ensangrentadas, llenas de morbo, al mejor postor, que en este caso
los noticieros que salen al aire con el inicio de cada día.
Con esta
nueva pasión, acompañada con los precarios conocimientos en materia de
administración adquiridos vía internet, Lou
Bloom, hace sus primeros pinitos en este oficio, de la forma más rudimentaria,
pero obteniendo resultados inesperados, de los cuales es cómplice la directora
de un matutino (Russo) que se sostiene de un hilo gracias a los bajos índices
de sintonía, quien ve en el material del protagonista su tabla de salvación,
sin importar el precio que tenga que pagar.
Sin
embargo, con el paso del tiempo y la necesidad de material que llene la vista
morbosa de los espectadores en la mañana, el emprendimiento de Lou, lo llevará
a cruzar todos los límites, acompañado por un personaje aún más miserable que
él, quien por necesidad será cómplice de las más entramadas estrategias que
usará el protagonista para seguir creciendo ese mini imperio que de la mano de
su gigantesca ambición, verá en todo lo que lo rodea un medio para un fin que,
en última instancia, es el fiel reflejo de la desencarnada competencia en un
mercado cada vez más exigente y más inescrupuloso.
Al final,
Primicia Mortal me dejó una serie de debates que aún no resuelvo y que me
gustaría compartir con todos ustedes. En
primer lugar, surge la pregunta sobre los alcances de la noticia de última
hora, de la chiva, como coloquialmente se conoce, donde la libertad de prensa
roza y hasta sobre pasa la dignidad y la libertad de los demás seres
humanos. Donde el rating hace de los
directores de noticias aquellos seres carroñeros que sólo subsisten de la
sangre y los restos de los cadáveres de aquellos, cuyas desgracias terminan
siendo comidilla de un mundo cada vez más desmoralizado, haciendo que el
ejercicio del periodismo toque su más escondido fondo para satisfacer los
gustos de los televidentes.
Un segundo
debate que surge, hace relación con los alcances del emprendimiento, pues como
se ha visto en los últimos tiempos, algunos individuos lo han tomado más allá
de ser una herramienta necesaria para el desarrollo y lo han comprendido como
un objeto que permite tomar todo tipo de atajos, desconocer todo tipo de normas
y lo más grave, pasar por encima de quien sea para lograr los objetivos propuestos,
situación que hace de los principios y la moral, un par de lecciones impartidas
en las clases de catequesis en los colegios, que como tantas otras, son simples
rellenos para un futuro.
Pues bien,
el simple hecho de mencionar esta situación mental que generó en mí esta cinta,
es el abrebocas para indicar que estamos en presencia de una buena película, de
aquellas que dejan al espectador con la mirada perdida en el horizonte
preguntándose si hay malos o buenos, y más aún, respondiéndose que todos somos
malos cuando la situación lo amerita.
Sin embargo, la trama va más allá de este paralelo eterno, valiéndose de
aquellas dotes expresivas del protagonista, quien con su “poker face”, hace que el escozor y el hastío generado por sus
decisiones y reacciones, sean enteramente digeribles y hasta humorísticas, lo
cual, como dije anteriormente, nos hace entender que todos tenemos algo de
villanos, eso sí, depende de las circunstancias determinar su justa medida.
“… Si quieres ganar la lotería, tienes que
ganarte el dinero para comprar el tiquete”
Calificación:
8/10
Nota: Jake
Gyllenhall ha sido nominado como mejor actor en una película dramática para la
próxima entrega de los globos de oro.
Categoría que como unas cuantas otras, estará inusualmente disputada en
esta temporada, lo cual pronto iremos comentando.