
Llega nuevamente la época más esperada por todos los amantes del cine, la época en que se reconocen los logros alcanzados por todos aquellos sujetos que con su trabajo, imprimen en la pantalla grande todos nuestros sueños, deseos y fantasías, sacándonos de la rutina, plasmando un mundo en el que todos, en algún momento, hemos querido vivir.
La carrera por los premios Óscar ya arrancó. La primera gran velada se dio con la entrega de los Globos de Oro, donde se pudo observar que este año, la lucha va a estar muy pareja y no hay un contendiente aventajado, porque, si bien tenemos películas con varias nominaciones, no indica que en la velada del 2 de marzo, vayan a arrasar con todas las estatuillas doradas, aunque afortunadamente, este año ha ocurrido un fenómeno que recibimos con beneplácito, pues al contrario de otros años, el empate no se debe a falta de técnica, sino todo lo contrario, las películas en competencia, son de una altísima calidad, lo cual es un deleite para nuestro paladar, y por lo tanto, nos tendrá por un muy buen rato alojados en las salas de los sueños.
Para esta ocasión, arranco con una de las películas más nominadas, que para este año, acumula diez nominaciones a los premios de la Academia, apuntando a los más grandes, entre los que se encuentran mejor actor principal (Christian Bale), mejor actriz principal (Amy Admas), mejor actor de reparto (Bradley Cooper), mejor actriz de reparto (Jeniffer Lawrence), mejor director (David O. Russell) y mejor película, entre otros.
Con tal palmarés, podría predecirse que estamos en presencia de toda una joya del Séptimo Arte, sin embargo, esta joya no alcanza los kilates de una verdadera obra maestra, tal como lo veremos más adelante.

La historia se centra en Irving Rosenfeld, interpretado magistralmente por Christian Bale, de quien se menciona que subió cerca de 20 kilos para interpretar este rol, demostrando una vez más su compromiso por la excelencia en materia actoral, tal como lo ha hecho durante los últimos años. Irving, un estafador de poca monta, producto de una sociedad descompuesta, por azares de la vida, cruza su camino con Sydney Posser (Adams), una bella y estilizada mujer, que al igual que Irving, vive de inventar apariencias que oculten su fealdad física y espiritual, tal como se puede observar al incio de la cinta, donde con un minuicioso arreglo, Irving nos demuestra que su vida es sólo un biombo donde esconde su pobre realidad.
Esta pareja, que en un inicio ajustan como anillo al dedo, inician una carrera en el bajo mundo de la estafa, mediante promesas irrisorias de cuentas en Europa que entregan altísimos intereses, así como mediante la venta de obras de arte falsificadas, actos con los cuales, van escalando posiciones, acumulando un pequeño caudal que les permite darse una vida de lujos y extravagancia, elemento éste que resalta durante las cerca de dos horas y media que dura la película, lo cual los aleja por un tiempo de sus oscuras realidades y los pone en la órbita de las agencias de seguridad gringas.
Debido a la fama adquirida, en medio de una de sus fraudulentas transacciones, se topan con el agente encubierto Richie DiMaso (Cooper), quien en medio de su avaricia y afán por adquirir reconocimiento, monta un entramado policial que busca atrapar a un sinnúmero de delincuentes de cuello blanco, usando como carnada a Irving y a Sydney, quienes debido a sus conocimientos en el bajo mundo, serán el medio por el cual el agente DiMaso, pueda lograr su cometido, aún por encima de las órdenes de sus superiores, y aún por encima de su oscura realidad, en la cual no es más que un ser repulsivo y mentiroso, escondido tras su pelo artificialmente rizado.

No teniendo más alternativa, Irving y Sydney, se someten al mandato de DiMaso, teniendo constantemente sobre ellos la incertidumbre de ser encarcelados si no cooperan con los planes de este iracundo, pretencioso y neurótico agente, quien en medio de su dañina personalidad, pone en marcha su tarea de encarcelar, en primer lugar a una d elas figuras más prominentes del Estado de New Jersey, el Alcalde Carmine Polito, quien a costa de lo que sea, busca devolver sus años de luz y gloria a una ciudad llevada por el abandono y el desempleo de sus lugareños, quienes ven en él y en su idea de regenerar la industria de las apuestas y los casinos en Atlantic City.
En medio de todo este plan, surge una mujer, quien dicho sea, me parece ya conocida en las cintas de David O. Russell. Su nombre Rosalyn Rosenfeld (Lawrence), hermosa, neurótica, una arpía sin consciencia ni prudencia, que no sabe medir sus encantos y es un constante dolor de cabeza para Irving, pues hace parte de esa realidad que busca ocultar, una realidad donde una esposa compulsiva, descuidada y violenta, vive bajo su auspicio, sólo por el hecho de ser la progenitora del mayor amor de Irving, su hijo, quien a pesar de no tener parentesco biológico con el personaje, es merecedor de todo su cariño y amor.
Ya con todos los ingredientes, inicia la estafa maestra, la misma que Di Maso, sin escrúpulos ni autorización, torpemente lleva a cabo, siendo su única carta de salvación, la experticia de Irving, quien con maestría y el tacto propio de un empresario del crimen, teje con sumo cuidado cada uno de los elementos para llevar tras las rejas a varios políticos corruptos, teniendo no sólo resultados opuestos, sino llevando a la pareja de Sydney e Irving, a una montaña rusa de emociones, donde tanto personajes como malestares se mezclan para hacer de la trama de esta cinta, un producto complejo, exagerado y lastimosamente, en ocasiones, sin rumbo.

Escándalo americano, vuelve a poner sobre la mesa el importante aporte que en los últimos años ha realizado David O. Russell al celuloide, el cual basa en su importancia en construir elencos que una vez se ponen en marcha, funcionan al igual que un reloj suizo, teniendo siempre el máximo cuidado al elaborar sus personajes, donde siempre salen a relucir sus dotes humanas, más allá de los excesos o la complejidad de sus personalidades, tal como se ha observado en cintas anteriores como el peleador y los juegos del destino, las cuales han convertido a sus personajes en seres icónicos al momento de hablar de Hollywood.
Aunque en esta ocasión, su famosa fórmula no parece dar resultado del todo, no sólo porque si bien, el medio en que se desarrolla la cinta necesita un toque de lujos y extravagancia, llega un punto en que se denota exagerada y abultada, bajo una sinfonía de peluquines y maquillaje, que oculta tras de sí el entramado de esta historia, que si bien intenta ser una comedia negra, con humor fino y bien tratado, pierde en ocasiones al espectador al entrelazar historias, que llegan siempre a un punto de quiebre, justo antes de constituirse en escenas magistrales o de amplia recordación, lo cual hace de esta estafa maestra, un acto no tan diseñado, con pocas ideas y que al final, deja un cierto sinsabor porque, integra personajes que, aunque en un inicio se vean necesarios para la historia, terminan pasando inadvertidos y dando la sensación que sobran en la trama.
Curiosamente, uno de sus puntos a favor, también se convierte en uno de sus puntos en contra, todo porque dentro de este elenco de lujo, surge una estrella preponderante, un personaje que más que el eje de la historia, se convierte en lo más ilustrativo de este guión, haciendo que los demás protagonista, al igual que sus personajes, terminen escondidos tras esta fulgurante interpretación, todo porque vemos en esta película a un Christian Bale genial, denotando unos dotes actorales que lo ponen varios peldaños por encima del resto del elenco, aplicando a su personaje más que una peluca, una seriedad interpretativa que lleva al espectador a ver un personaje distinto en cada una de sus películas, haciéndolos no sólo creíbles sino únicos, porque este Christian Bale de Escándalo Americano, no es el mismo que vimos en The Fighter, ni es el mismo que vimos en las tres entregas de Batman, bajo la batuta de Christopher Nolan, este Christian Bale, se rediseña en cada cinta, nace para la misma y tal parece que muere con la misma, porque tal como lo he dicho, su autenticidad es única y opaca a sus compañeros, especialmente a Jennifer Lawrence y Bradley Cooper, quienes, digamos la verdad, interpretan el mismo rol que hicieron hace un año en Los juegos del destino, con las mismas características, la misma neurosis y los mismos tintes, lo cual hace pensar que quedaron encasillados en una fórmula, que puede que de frutos en sus primeros años, pero que de seguro, en una próxima entrega, se sentirán tediosos y gastados.
En medio de todo, Escándalo americano, resulta siendo una película entretenida, aunque sobre valorada, funciona como fórmula ante la Academia, la cual le reconocerá algunos méritos, pero se pierde a la hora de convertirse en una obra maestra. Pese a lo anterior, recomiendo ver Escándalo americano para ver a Christian Bale, quien con el paso de los años, nos hace testigos de su crecimiento actoral, de su posicionamiento como uno de los actores imprescindibles al momento de montar buenas historias, dando todo de sí a su personaje, al punto de ganar 20 kilos para un rol, o perder 30 para interpretar a otro personaje, lo que deleita infinitamente a un público ávido de estrellas que ubicar en lo más alto de su firmamento.

"No eres nada para mí hasta que lo seas todo"
Calificación: 7/10
Nota: Para observar la calidad actoral de Christian Bale, sugiero complementar esta película con The fighter, dirigida por el mismo David O.Russell y con The machinist, dirigida por Brad Anderson.
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